martes, 15 de mayo de 2012

The Thing About Bertha



is that she's dead... y nunca la encuentro

cinco días después

Me tomó por sorpresa... y lo único que dijo fue: "¿qué pasa después de que un trailer choca contra un auto, si lo choca desde atrás, es decir; el trailer impacta su parte delantera contra la trasera del auto, qué pasa entonces? ¿qué le sucede al conductor?, si sabes la respuesta, conoces el secreto de la música". Y yo pensaba, y pensaba, y no conseguía explicármelo, y de pronto, de no sé dónde, salió un hombre viejo que yo había visto antes en el lobby de algún lugar, y él me dijo: "la respuesta es fácil, sólo debes pensar en términos incompatibles, o, para efectos más prácticos, en unidades discretas, bien diferenciadas, ¿recuerdas las botellas con agua que hacías en la escuela, y que pretendían simbolizar el mar?, ahí está tu respuesta"... luego la mujer me miró, y sus ojos tenían ese mismo brillo muerto y esa misma mirada jugetona que siempre está presente en las personas de su edad, debajo de los pliegues de carne, yo no sabía qué decir, recordé a un hombre gordo que me preguntaba cosas al azar, preguntas de las que yo nunca conocía la respuesta, como ahora... la mujer, me miró una vez más, y rió... yo fuí a la carretera...  y ví los choques...  

Martes en la mañana

(The Blues, I.Ch.)


No pudo evitar escribirlo, aún más por las recientes revelaciones freudianas, que llegaron a él vía Lacan y Zizek... "...Lo comprendemos: es el rechazo, por proyección, de una ocurrencia que acaba de aflorar. O bien: «Usted pregunta quién puede ser la persona del sueño. Mi madre no es». Nosotros rectificamos: Entonces es su madre. Nos tomamos la libertad, para interpretar, de prescindir de la negación y extraer el contenido puro de la ocurrencia. Es como si el paciente hubiera dicho en realidad: «Con respecto a esa persona se me ocurrió, es cierto, que era mi madre; pero no tengo ninguna gana de considerar esa ocurrencia»" (Die Verneinung)...



Él nunca había tenido esa sensación, ¿la conoces?, la sensación de haber ya vivido, en el pasado, ese instante que acontece ahora, en el  presente. De haberlo vivido exactamente igual, no como un déja vú, sino como si el tiempo fuera cíclico. Podrías jurar que estás atrapado en un juego espacio-temporal que te envuelve y te repite, y se repite en el proceso. Pues bien, él estaba ahí parado, otra vez, y ella estaba enfrente de él, otra vez, y él la abrazaba, y entonces recordaba que la vez anterior, él había tomado la pistola (de algún lugar) y le había disparado, a ella. Incluso lo dijo: “La vez anterior te disparé”, y al decirlo comprobó que el momento era viejo; “Lo hiciste” le respondió ella, ¿Cómo era posible? Pero veamos el problema de cerca; El tiempo se había repetido así mismo, él estaba viviendo por segunda vez un momento que ya había vivido, pero aunque la vivencia era repetida estaba a una distancia temporal aceptable para suponer que era una completamente nueva, y lo era de cierto modo, porque esta vez él no disparó. Y aunque él no disparó, sí le preguntó a ella “¿Cómo te revivieron? ¿O qué? ¿Cómo estás viva, si la última vez te disparé (y el momento era el mismo)?”  Ella sólo dijo que había sido un proceso difícil, que había vomitado, y que habían tenido que reconstruirle parte de la corteza cerebral. Él pensó que nunca le había gustado, del todo, la forma en que ella lo besaba.